La hipocresía en trabajo social

Hoy vengo a desahogarme. A verter mi frustración, a vaciar este vertedero de acumulación de basura interna que vengo sufriendo y que en general intento evitar con el humor. Pero el humor a veces es sólo un método de defensa que aunque a veces visible, otras veces no lo es tanto. Hoy vengo a hablar claro, a criticar y a señalar con el dedo.

Llevo en el mundo del trabajo social, es decir, en la facultad, un cuatrimestre y medio. En ese tiempo he visto cómo funcionan ciertas dinámicas y tengo que decir que estoy empezando a detestarlas. Las rechazo por su inmovilismo, por ser acríticas, por su pasividad y por su gran hipocresía.

El trabajo social se llena y rodea de grandes palabras: humanidad, trabajo directo, empatía, cambio social, solidaridad, cooperación, servicios públicos, intervención…. Pero todas y cada una de ellas parece ser que se conforman como una fachada que sólo busca realizar una profesión. Es decir, cobrar y fin. Esto no sería un problema si no se hubiera creado una especie de burbuja que quiere crear un espejismo: que el trabajo social parezca todo lo que se ha mencionado.

Aunque hay excepciones, y me quedo con ellas, creo que es importante empezar a desenmascarar todo esto ya que las propias personas que vamos a estudiarlo nos lo llegamos a creer.

Yo no entiendo que exista una persona que se dedique al trabajo social que no sea crítica. Si tu fin es que un problema desaparezca, sea la marginación, la trata, el abuso infantil….. tienes que buscar un análisis y actuar para que si no desaparezca definitivamente, se reduzca lo máximo posible. Ahora, que no lo entienda, no quiere decir que no lo conciba, que no exista. No obstante. esto sólo podrá llevarnos a un fin: serás una mierda de profesional (siento la expresión).

El problema es que estamos rodeadxs de profesionales o de futurxs profesionales, o al menos que dicen serlo, que no se posicionan ante problemas actuales y que, no obstante, utilizan toda esa palabrería vacía de contenido (ya he dicho que si esto no pasara esta entrada no existiría). Un ejemplo claro y evidente es el caso de lxs refugiadxs (pobrecitxs ellxs, pero no muevo un dedo dentro de mis posibilidades para cambiar esto, para rechazar lo que está pasando). Pero aunque sea el que podríamos denominar más urgente, no es el único ni el último.

No pretendo ni mucho menos con esto decir que todo el mundo debería pensar y hacer como yo. Nada más lejos de la realidad. Digo que el compromiso, la acción directa, el sí querer cambiar las cosas no debe ser una fachada. Y aunque exista de mil diversas formas si se dice, debe darse.

Obviamente estoy hablando de mi experiencia – bastante limitada a estas alturas – y no pretendo desde el desconocimiento universalizar todo esto. Desgraciadamente, en lo referente a lo que me rodea he sido testigo de posturas que me hacen mantener esto con firmeza. Vamos, que pondría la mano en el fuego y no me quemaría.

Para terminar con esta limpieza espiritual, decir que esto no es una postura a ese debate que parece que no acaba nunca “¿todo el mundo puede ser trabajadorx social? ¿hace falta algo especial?”. No. Mi postura a esta respuesta es que obviamente el Estado marca todas las acciones que un profesional va a hacer, está todo normativizado y limitado y esto permite que no hagan falta más fines que cumplir con el horario de trabajo y por lo tanto no hacen falta esas características específicas de las que nos vanagloriamos constantemente. Vuelvo a repetir que critico la hipocresía. Y esas palabras quizá sean importantes, quizá el debate entonces sea necesario. Lo que pido es que si se utilizan, que se lleven a cabo. No más.

¿A qué viene una entrada así? Como dije en mi presentación este blog no iba dirigido a gustar, sino principalmente a aprender y mantener una postura siempre crítica. Y creo que esto era necesario. El día internacional del trabajo social evidenció esto de forma más clara, extendiéndose a algo más que un síntoma dentro de las cuatro paredes de clase. La palabrería vacía de contenido me rodeó de forma alarmante en las redes sociales. Ojalá, evidentemente, me equivoque.

Ya para terminar decir lo siguiente: Creo que el trabajo social tiene que reinventarse, asumir críticas, autocriticarse, tiene que movilizarse, llenar todas esas palabras que son preciosas… porque si es tal y como yo lo conozco ¡ay, normal que nos critiquen!